A largo de la historia los incendios han representado un desastre de gran impacto: pérdidas o daños humanos y materiales, así como alteración ecológica en el caso de incendios forestales. Ya sea por descuido o accidente, siempre hay maneras efectivas de prevenir y combatir este tipo de desastre.
Se regula la obligatoriedad de contar con sistemas contraincendios en lugares públicos, que incluyen rociadores, válvulas de alarma, sistemas de diluvios, tuberías de acero, tanques de agua, entre otros. El objetivo es combatir incendios, priorizando la salvaguarda de vidas y la reducción de daños materiales en los inmuebles. Esta implementación implica una instalación rigurosa y la capacitación del personal. En el caso de no tener un sistema automático de alarma, se destaca la importancia de evacuar manualmente. Los sistemas contraincendios se definen como la combinación de infraestructura y medidas de acción, activas o pasivas, conforme a normativas legales como la NSR.10 en Colombia. Las medidas pasivas atienden a la capacidad del inmueble para hacer frente a un incendio como son las rutas de evacuación y salidas:
La disposición adecuada de sistemas contraincendios, ajustados a las características arquitectónicas, es esencial. Los “sectores de incendio” dividen el edificio para retardar el avance del fuego. La evacuación entre sectores proporciona lugares más seguros. Los sistemas incluyen medios activos para alerta, señalización y detección del fuego, con enfoque en protección, detección y prevención. La resistencia a falsas alarmas, el uso de válvulas de diluvio y la advertencia temprana son aspectos clave. La correcta instalación de sistemas de rociadores, bombas y las inspecciones son consideraciones adicionales. La prioridad es evitar la pérdida de vidas, y las normativas varían según el país. Contar con sistemas contraincendios es un requisito en muchos lugares para salvar vidas y minimizar daños.
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